El martes pasado en una actividad del Programa de Trabajo con Docentes en el liceo de Agraciada y Valentín Gómez, en la sala de entrada al mismo, luego de la redondilla pintó la clásica unos “tangos libres”. Entre tangos, en ese momento de sacar a alguien y siendo todos desconocidos para mí, veo una chica parada en el medio y la invito a bailar. Entonces me pregunta el por qué de este baile. Yo, asombrado, le pregunto si no estaba participando de la actividad. Me contesta que era una alumna que estaba entrando y se detuvo a ver qué pasaba. Bailamos el tango, saludó contenta y siguió a su clase de 4to año. Tiene 21 años, allí cursan tipo nocturno.
Me sorprendió gratamente ver a la gente que se engancha espontáneamente a las actividades.
Ignacio Souza